dimecres, 21 d’octubre del 2009

Algunes idees sobre WAGNER








Es bien conocida que la gran aportación de Wagner al mundo del Arte fue su lucha por lograr una obra de arte total, global, mediante la unión en el arte dramático de todas las artes individuales: Música, Poesía, Representación (o sea mímica, expresión, danza, actuación, etc…)

Y su creación no estaba orientada a 'su' interés o placer, sino que tenía una clara orientación comunitaria, un arte para elevar las personas.


(...)


El propio Adolphe Appia, un teórico de la escenografía, coincide con Wagner al decir:
"No hay forma alguna en que la solidaridad social pueda ser expresada de manera más perfecta que por medio del arte dramático, sobre todo si vuelve a sus orígenes de realización colectiva de un gran sentimiento patriótico, religioso o simplemente humano".
"El arte dramático del mañana será un acto social en el que cada uno de nosotros participará, y quizás lleguemos, tras un periodo de transición, a unas fiestas majestuosas en las que intervenga todo el pueblo; en las que cada cual exprese y sienta sus emociones, su dolor, su gozo, donde nadie aceptará ya ser un mero espectador pasivo. El autor dramático entonces triunfará!".


Ese era el ideal, el sueño de una nueva humanidad sensible y artística, por el que luchó Wagner. Es lo que llamamos el Arte del Futuro, el Drama Total.


Y por supuesto estaba inspirado en su idea por el Drama Griego, donde el componente 'comunitario' era total, siendo uno de los casos más extraordinarios (¿único tal vez?) de la historia en este aspecto.


(...)


 La Comunidad con un sentido de elevación permitía a la individualidad menos dotada poder tener una visión y contacto con el camino al arte. Es en este sentido que Wagner o Appia propugnan un Arte de Comunidad, como único medio de elevar al conjunto.
(...)


La casi totalidad del pueblo griego asistía en su vida a las Tragedias, hoy en día solo un 3% de la población tiene cierto interés en el Arte sentimental de cierta calidad (datos sobre asistencia a teatros, libros y conciertos de cierta calidad), y aun entre ellos solo una minoría ínfima hace de ese entorno artístico algo importante en su vida. No es que haya empeorado el 'ser humano', lo que ha empeorado brutalmente es el espíritu de la Comunidad como tal, el 'ambiente' global, ese 'estilo' de ser que caracteriza al pueblo, que hoy en día es inexistente y está vendido al individualismo, o sea a la cantidad, y con ella a lo bajo.


Este Arte Total es no solo la más elevada forma de expresión de sentimientos, por tanto de Arte, sino también la más compleja, al estar involucrados diversos medios y artes, que deben aunarse o sincronizarse en una obra global de Unidad.


(...)

El Drama del Futuro tiene diversos componentes, que de forma muy resumida se han cataloga con el nombre de Wort-Ton-Drama (Poesía, Música y Drama, escena o entorno dramático), tomando por ello el nombre de Drama Escénico en tanto no solo se pretende 'componer un drama musical' sino fundamentalmente

Wagner es el creador del primer Drama Escénico posterior al griego, y lo hace de una forma genial y completa. No se olvida de comprender y asumir cada uno de esos elementos. Pero es hijo de su tiempo y como tal depende de los 'medios técnicos' asumibles en su entorno temporal.

En Wagner hay un desequilibrio de medios en su intento de crear la nueva Tragedia. Digamos que hay una Jerarquía de importancia entre los 3 medios básicos del Wort-Ton-Drama (Poesía, Música y conjunto escénico). Wagner se ocupó ampliamente de los 3 temas, sin dejar en absoluto el tercero, el montaje escénico, en el olvido, pero pese a ello es evidente que el trabajo y textos que dedicó a música o textos fue muy superior a sus estudios sobre el tema escénico.

Aun así recordemos que fue Wagner el que reformó radicalmente el Teatro, la Escena, en su creación de Bayreuth, poniendo las bases de una comprensión mucho más dramática de la escena, frente al escenario operístico existente hasta entonces.

La música en Grecia era importante pero sin duda mucho menos que en la obra Wagneriana. La expresión de los sentimientos en Grecia estaba más en la expresión del actor y el texto, no tanto en la música, fuera del canto del Coro.

Pero la intención existía, lo que pasa es que la música en los tiempos griegos era mínima en sus capacidades comparada con la orquesta moderna.

Es evidente que el camino indicado por Wagner, y por los griegos, necesitaría más tiempo, más autores, para desarrollarse y perfeccionarse.

Aun así también esta sobre valoración de la música frente al texto y a la expresión dramática es motivada porque el PUBLICO es operístico, viene de la opera y 've' la música antes de nada, o sea hay un desequilibrio y además una óptica deformada del público normal.

Si el público que asistiera a los dramas wagnerianos fuese el que va a ver teatro sería diferente su percepción y apreciación sobre el texto.

El propio Wagner era consciente de que el aspecto escénico era algo incompleto, pues pese a las indicaciones claras en las partituras que publicaba, comprendía que éstas eran insuficientes para una representación dramática completa y global. Por eso también escribió en algunas de sus obras, de forma posterior e independiente a la publicación y estreno de la obra, ensayos manuscritos sobre 'puesta en escena', donde Wagner estudiaba los métodos de puesta en escena, ensayaba, buscaba llevar la escena a la misma altura de perfección del resto de su obra.

Pero su camino en la 'dramaturgia escénica' era inicial, nunca fue objeto de un estudio definitivo ni de conclusiones rotundas, y estos estudios fueron redactados de forma independiente a la publicación y ejecución de sus partitura con sus indicaciones escénicas básicas incluidas.

Por ello Appia cree que es sobre este desequilibrio en la dramaturgia escénica donde puede 'ser digno de la obra wagneriana y colaborar en su mejora', dado que opina que en realidad el elemento mas débil es esa expresión o dramaturgia escénica. O sea, que donde hacia falta actuar en el futuro para el arte dramático escénico no era sobre la importancia musical ni mejorar su unión con los texto (ambos temas considerados sublimemente realizados e indicados ya en la obra wagneriana), sino en crear una forma de expresión escénica más adecuada para la expresión de sentimientos.

En realidad Appia explica esta posibilidad de mejora sobre la dramaturgia escenográfica en base a la propia ideosincracia del arte 'alemán', recordando además que Wagner era 'el más alemán de los alemanes' según el mismo se consideraba. Para el arte trágico alemán la forma es el resultado, no la meta.

Appia así lo subraya también al decir: "el cultivo del sentido visual, del sentimiento de la forma exterior, se convierte en un factor determinante para la irradiación musical: lo que el poeta ha regalado tan maravillosamente a nuestros oidos, también debe ser capaz de evocarlo ante nuestros ojos, y este último procedimiento solo concierne indirectamente al deseo íntimo de expresión que ha originado el drama".

Vencer pues la dicotomía entre el estado de ánimo necesario para recibir los textos poético-musicales y la contribución realista que exigen nuestros ojos… si esa dicotomía es excesiva, antagónica, el ojo dejará de actuar y el oyente se enfrascará en la hipnósis mística de la música, en ese estado de emociones absorventes de la maravillosa música y canto, un estado etéreo del que H S Chamberlain dice 'incluso puede llegar a creerse que va a aparecer Wagner en persona', un estado de ánimo de goce enriquecedor pero que aleja en parte la conciencia del Drama, de la representación dramática.

Si se pierde el Teatro, el Drama escénico, quizás demos razón a un antiwagneriano tan desagradable como Bertolt Brecht al decir en 'Escritos sobre el Teatro' que la música lleva a veces a un estado hipnótico que provoca una embriaguez que entorpece el espíritu y la lucidez. Si nos alejamos del Drama y olvidamos el por qué y el cómo, la gota de racionabilidad que justifica los sentimientos, hemos vuelto a la música y no a la obra de Arte del Futuro, el Drama escénico.

Casi todos los espectadores son capaces de sentir ese arrebatamiento pasional de la música y el canto, casi todos pueden seguir una obra escénica realista teatralmente concebida. Lo difícil es pues lograr la unión de ambos temas, lograr una dramaturgia escénica capaz de dar racionabilidad pero estando al servicio de la pasión sensible.
 
(...) Los artificios a usar deben partir de una concepción unitaria e inicial en todo el drama, de forma que la obra de arte tenga una unidad de concepción y no esté obligada a incluir orientaciones divergentes de ese objetivo dramático esencial.
 
(...)
 
El problema es comprender como cada medio o artificio debe colaborar con el drama. Y no se trata de buscar soluciones únicas pero si comprender los límites y las condiciones de cada solución posible.
 
(...)
 
Si analizamos cualquier teatro griego veremos que estaban construidos en lugares de hermosa vista, al aire libre, y el escenario era o circular o un anfiteatro limitado por la muralla del escenario. No estaba lleno de objetos, ni se pretendía reflejar allí una visión real del 'lugar' del drama, no había decorados en el sentido actual. El público era parte del escenario, mientras ahora el público es algo infinitamente alejado del escenario (no físicamente sino psíquicamente) porque como decía Wagner "Ya no somos artistas como lo eran los griegos", y al no ser artistas nos sentimos fuera de la obra de arte, no como participes de ella.
 
Por tanto en el drama griego la puesta en escena no era debida a pinturas o esculturas, a objetos o construcciones que pretendan 'dar la ilusión visual' de un lugar concreto y detallado. Para el griego la belleza de su teatro era suficiente para poder encuadrar el drama.
 
Simplicidad, belleza y sobretodo un público que conocía y se integraba profundamente con el drama, no necesitando más que indicaciones someras para asumir el 'escenario dramático'.
 
(...)